Marxista Bizarro II.
Marxista
Bizarro II: ¡Te convertiste en todo aquello que juraste destruir! Masculinización
del indentitarismo-subjetivista en la etapa del capital ficticio.
[todos
los textos que componen Marxista Bizarro, siguen un des/orden, no es interés del
autor decir verdades, en una época de mentiras y falacias, salvo algunos axiomas
muy de nuestro tiempo, sí están mal escritos, es intencionado, no creo en la
especialización del trabajo y su separación, sea esta manual o intelectual, así
es que quien guste corregirme hágalo post mortem en ChatGpt, mientras escribiré
esquizofrénicamente].
En el texto anterior planteaba la idea de
ruptura epistemológica proveniente del enfoque estructuralista francés ¿Por qué
usar esto? Primeramente, considero que esas rupturas son en el movimiento real
y no en el corpus teórico del comunismo como ideología separada. Segundo las
rupturas en el movimiento real nacen en contradicción, conflicto, antagonismo
en la sociedad capitalista por tanto confirman la tesis sobre que el comunismo
no es algo a llegar o hacer llegar, es un movimiento que nace en las entrañas
del modo de producción capitalista y sus relaciones sociales.
De ahí que el concepto de ruptura epistemológica
fuera necesario para entender a Marx y su obra, misma que se ha llevado por
infinidad de autores y autoras que en el escrito anterior no señale, pero no omití
para este escrito.
Las rupturas dentro del movimiento generan
otras sensibilidades, emociones, cogniciones y epistemes, la materialidad de
los procesos en los que el movimiento revolucionario ha impulsado van desde el
reconocimiento de las violencias impersonales/personales del modo de producción;
hasta la debacle ecológica en curso. Ya que el movimiento revolucionario no es algo
abstracto que no implique el involucramiento de personas como quien escribe
esto y quienes lo estarán leyendo (con suerte), enuncio esto puesto que hay
militantes (fanáticos) del revolucionarismo vanguardista que piensan que han
dejado de ser seres humanos creados por condiciones históricas concretas: el
capitalismo y no se responsabilizan ante lo que nos hace ser seres sociales en
esta época peculiar.
Dichos seres se han intentado alzar frente al
ocaso de las identidades post disolución del obrerismo, en una suerte de revival
hiperobrerista que los convierte en campeones de la lógica del trabajo y la
masculinización subsecuente a ello. Estos nuevos sujetos nacidos con la crisis
de identidad tardocapitalista o postmoderna han construido practicas que no
comprenden las relaciones de las que forman parte, obviando que el contenido
social es al mismo tiempo individual. La sociedad moderna desde que se
autodenomino así, no es la separación del individuo y sociedad, sino que
socializa al individuo en condiciones diferentes. Por tanto, la separación es
otra, la de la comunidad material del capital y las relaciones de producción y
distribución de la fuerza de trabajo, el capital variable, los réditos/créditos
que en plena fase del capital ficticio se olvidan estos elementos de la crítica
de la economía política.
Estas inconsistencias de un nuevo militantismo
(cadáver por lo demás putrefacto) se levanta una vez más para acechar a los
vivos y hacerlos sufrir, la lógica militante contemporánea ha mutado de formas múltiples
y diversas pero no desde la lógica del capital, no de la emancipación, haciendo
una lectura somera de Hegel en la Fenomenología del espíritu la
contradicción entre libertad y emancipación
ya estaba, lo que sucede es que la libertad capitalista puede dejar hacer a los
individuos cualquier cosa, es más fácil seguir las lógicas del capital que desobedecerlas.
Marx en el prólogo a la primera edición de El
capital decía que era más fácil transgredir los mandamientos que las leyes de
propiedad, haciendo burla a los ateos que se conformaron con la crítica de la religión,
pero eso sí, aceptando todas las metafísicas del modo de producción
capitalista.
Esto podría ejemplificar un poco el estado
actual del mundo identitario-ideológico en el que las representaciones e
imaginarios pesan más que la propia materialidad del capital, en términos de la
debacle ecológica que se esta dejando sentir cada vez más. El capitalismo en su
fase más abstracta es al mismo tiempo la más concreta por lo que el
identitarismo ideológico liberal, progresista o izquierdista e incluso
ultraizquierdista y decolonial se mueve en la abstracción, en la forma del capital
ficticio su sobrevivencia depende de los réditos/créditos para la reproducción
de su condición de clase capitalista condición que tanto clases dominantes como
dominadas comparten, ya que la burguesía como el proletariado son clases del
capital, solo que una es la potencialmente clase del comunismo por la condición
que ocupa, la que genera valor de todas las cosas.
El subjetivismo ha sido peor resultado de las políticas
de la identidad, mismas que se han cubierto con mantos de “radicalidad”
(paradoja extraña de nuestra época de feminismos liberales, burgueses o cripto
fascistas que emplean el termino “radical” y “libertario") o el viejo vanguardismo de toda la vida en sus
versiones anarquistas, decoloniales, descoloniales, latinoamericanistas (derecha
e izquierda), socialdemócratas o comunistas nostálgicos de un pasado glorioso
que se ha perdido en el tiempo, estos tienen una manía terrible (se les
descompuso la máquina del tiempo) buscando genealogías absurdas, inútiles para
comprender la época. Esto se convierte en una suerte de dimensión dicotómica entre
mainstream y underground que ahora ha potenciado hípsters militancias,
lo que se coloca en términos de esa crisis de subjetividad capitalista que
impulsa a los sujetos a elegir a la carta lo que quieran ser, incluyendo: ser
revolucionarios.
El ascenso de este tipo de fenómenos propios
del capitalismo, corresponden a la etapa de crisis de sus fundamentos más
estables, lo que supone el fin del trabajo por otras vías, esto explica las
ansias de ser integrados a la reproducción social, cosa que para el capital ya
es imposible permitírselo. De modo que las identidades nacen a la par de la descomposición
del capital, con ello el único elemento positivo que le queda al sistema es el
discurso democrático para hacer participes a los excluidos de la sociedad de
clases.
Estas situaciones generan violencias
subjetivas, simbólicas y estructurales, ya que esa reproducción de clase no
puede dejar de ser interclasista, es decir, la relación entre el proletariado,
la clase media y la burguesía e incluso el lumpen, las clases modernas del
capital, están en perpetua coexistencia y paz social, que según Adorno siempre
es la búsqueda de la paz salarial, argumento Kantiano “la paz solo puede traer
mejores condiciones de circulación de dinero”.
Las identidades que bailan con el frenesí de
sonidos latinos para liberar sus cuerpos o que se deleitan en éxtasis con cocaína
colombiana y mexicana, mientras leen a Susan Sotang o Silvestri, pueden estar
complacides con las becas que promueven los gobiernos progresistas, mientras se
asesinan a miles de personas que se oponen a mega proyectos.
Este tipo de cuestiones son muy problemáticas dado
que se tocan los intereses de los “que luchan”, resulta algo cómico porque esa
misma gente que habla de libertad, derechos y demás mantras democrático-burgueses
son los primeros en ser excluyentes, segregativos, tienen practicas machistas,
racistas y clasistas a veces ésta más que otras, por lo que la clase sigue
siendo incomoda, en ese sentido las epistemes transversales, relacionales,
vinculantes y demás han ido dando sentido a la insensibilidad castrada de la
sociedad de clases, con todo y sus profesionistas en ciencias sociales.
No obstante, el movimiento feminista en sus
versiones más marxistas ha propuesto grandes avances en la compresión de la
masculinidad y la forma valor, del patriarcado y el capital ficticio, al mismo
tiempo que ponen en evidencia esas fuerzas impersonales en la personificación
de los militantes machistas, violadores, violentadores con mujeres y hombres
por igual.
Esto molesta mucho a las viejas cloacas del
marxismo clásico y ultraizquierdista. Poco conocedores de los capítulos de Marx
donde habla particularmente del movimiento obrero como un proceso que dio el
contenido al patriarcado moderno. Ni el propio Marx se atrevió a decir que solo
los proletarios hombres harían la revolución, evidentemente limitado por su época
no pudo ir más allá, sin embargo, sus continuadoras me parecen estimulantes.
Por lo que resulta aleccionador leer a las teóricas
feministas desde la tradición radical, entre ellas empezando por las mujeres
que participaron en la primera internacional, hay un montón de textos
interesantes sobre esto, algunas de ellas fueron grandes figuras del movimiento
emancipatorio. Estos desarrollos han continuado y se han recuperado muchas
fuentes.
Las
feministas marxistas desde Gerda Lerner pasando por Mariarosa Dalla
Costa hasta Federici han marcado una interesante lectura de Marx, no es que se
feminice al autor de El capital, las lecturas feministas de El capital son muy
importantes, a mi parecer las más logradas que han innovado en la crítica han
sido la teoría de la escisión del valor propuesta por Roswitha Scholz y las teóricas del estado y la forma valor que en
conjunto con teóricas como Maya Andrea González del grupo Endnotes
aportan una perspectiva diferente del sistema capitalista patriarcal, en términos
emancipatorios que se distinguen de la retórica de la libertad capitalista. No
solo se denuncia la personificación del machismo en el cuerpo hombre o la
denuncia de la heteronorma como disciplinamiento hegemónico y dominante, que
también es racializado, racializante y racial, sin embargo, la reproducción
reestructuración de la forma valor y la perpetua masculinización de la vida no
se es criticada desde las propias relaciones de producción, intercambio,
circulación, distribución y consumo.
Una de las cosas que me llego a impactar
tremendamente leer estas cuestiones fue darme cuenta de la forma en que el
capitalismo en la familia proletaria hace socializar a sus individuos, sin embargo,
no era propia de proletarios ser machistas, misóginos y demás productos de la
sociedad patriarcal, sino también en familias burguesas. El izquierdismo
plantea una respuesta moral frente a algo que es impersonal, es difícil que
detecten la relación entre lógicas del trabajo y la violencia, esta no como un
producto de relaciones históricas y determinadas, sino de una esencia perversa
del ser humano en general, siglos de debates filosóficos se van por la borda y
con ello la crítica de la economía política que puso fin a dos mil años de
errancia humana entorno a las relaciones de poder y dominio basados en la
producción.
Para mi la importancia de esa ruptura epistémica
fue al mismo tiempo cognitiva, es decir, la forma en cómo me había relacionado
con el mundo hasta mi adultez, cuando cumplí 22 años el choque entre relaciones
de producción de capital y la forma del valor combinada con la lógica del
sistema género, me obligo a radicalizar mis experiencias, entre en una crisis
de sentido positiva, no cree ninguna identidad, sino que me quede sin ellas,
ahí fui a parar al psiquiátrico por tercera vez en mi vida, hasta aquí dejó
este escrito que tenía la intención de introducir en la narrativa tres elementos
1) la forma abstracta del capital ficticio, 2) la crisis de la identidad y el
identitarismo y 3) Los feminismos marxistas como critica a las identidades
masculinizadas por la forma valor. Una manera interesante de enunciar que la
identidad cualquiera que sea en el capital, tiende a masculinizar sus presupuestos,
se vuelven dominantes, opresivos y sobre todo se convierten en todo aquello
que juraron destruir (Obiwan a Anakin Skywalker).
En la próxima entrega abordaré el problema de
la forma ficticia del valor, el trabajo abstracto, la enfermedad mental, la
identidad deteriorada, las subjetivaciones mercantiles y su radicalización en
discursos progresistas como síntoma del realismo capitalista. Temas que son de
uso común, pero daré un pequeño cambio con la influencia de Giorgio Cesarano en
mi perspectiva marxista bizarra que completa un poco las perspectivas de
Fisher, salvo que éste ultimo no miró la forma del valor como causante de la
depresión, la pulsión de muerte seguida del trabajo muerto. Sin embargo, como
he dicho, la teoría marxista para ser novedosa debe ser incompleta y bizarra.
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