No estamos solos del todo: Comunismo y afectividad.

 No estamos solos del todo: Comunismo y afectividad.


 

Parto este escrito desde las perspectivas que han aportado los giros sensoriales, emotivos y cognitivos en sociología y articulándolo con la comunización. El texto tiene por finalidad esbozar algunas problematizaciones de la vida cotidiana bajo el capitalismo en la etapa actual, quizás esto permita debates y con ello profundizar en tópicos como el afecto, la emoción, la sensibilidad, la toxicidad y las pasiones negativas creadas por la desesperación que causa las relaciones de producción capitalista.

 

El capitalismo ha creado una sensibilidad basada en sus relaciones de producción, el uso del dinero se vuelve una obligación marcada y latente en casi toda nuestra cotidianidad, al mismo tiempo la percepción de aburrimiento impuesto por la rutina y dinámica del trabajo asalariado, cuando se tiene y cuando no la desesperación de la precariedad por el desempleo se hace pesado más cuando lo único que tienes es tu fuerza de trabajo para venderla.

 

Este estado sensible a construido todo un lenguaje de la separación, es complejo dar cuenta de los estados emocionales individuales por lo que se reduce a la esfera de lo privado, las emociones quedan solo relegadas al plano psicológico donde el sujeto atomizado y aislado del modo de producción es responsable de su destino. En ese contexto los individuos privados son aislados a su universo sensitivo y emotivo de forma que solo ellos saben lo que sienten.

 

La sensibilidad capitalista ha mostrado sus fuerzas pulsionales hacia el aislamiento, lo que significa que los seres humanos han sido reestructurados hacia mecanismos sensibles para la producción y consumo de mercancías, su significación sensible estriba en el éxito o el fracaso de dichos mecanismo en su vida cotidiana, si los tienen se sienten plenos y si no se autoculpan, sienten humillación y autodesprecio, lo que representa formas negativas del sueño de la felicidad construida por la ideología neoliberal, no obstante tampoco tener las bondades del modo de producción supone nada, hay gente viviendo en depresión, medicados y sintiendo la atomización de sus vidas mientras se pierden en un mall o en una rutinaria forma de existencia de clase media o burguesa.

 

La sociedad de la mercancía no ha resuelto y ni resolverá los problemas de orden emocional o sensitivo, sino que los articula a su lógica. El efecto de ello es buscar el rendimiento y la autoexplotación o bien culparse y deprimirse por no ser productivos, el capitalismo puede emplear las estrategias de subsunción a su lógica y reestructurar la subjetividad, al tiempo que concede ciertos mecanismos de control y poder como placebos.

 

La muestra de ello es la cantidad de enfermos mentales diagnosticados o no, el asunto es que en la fase de acumulación en la que nos encontramos es la del trabajo muerto y el crédito, lo que Marx llama el capital ficticio. Lo que genera que las únicas formas de lo concreto sean las relaciones de producción, el dinero, el trabajo asalariado, el capital, la acumulación, el despojo y la violencia.

 

Muchos de los padecimientos actuales provienen emocional y sensitivamente desde la lógica capitalista, esta se ha desarrollado ya de formas micro y ahora son imperceptibles, no es casual que se pusieran de moda las palabras “visibilizar” en ciencias sociales para enunciar aquello que no se puede decir.

En este caso la sensibilidad y la emotividad era hasta no hace mucho tema taboo en cualquier medio izquierdista o ultraizquierdista, la sensibilidad y la emoción eran terreno individual, si se exponía lo que se siente o lo que emociona desde el amor hasta la depresión, el aburrimiento o el odio eran censurados, claro hay y hubo excepciones en el camino, en ello el movimiento feminista tuvo mucha importancia. Ya que lo sensible era efecto de la separación entre cuerpo, mente y emociones, arrebatarle esto al patriarcado fue muy importante.

 

Al estar separado el mundo sensible y emocional de lo individual y lo colectivo al mismo tiempo de lo público a lo privado, el estado emocional era infranqueable. Las metodologías del giro sensitivo, emocional y cognitivo dieron respuesta a muchas incógnitas sobre la forma del sentir en sociedades tardo capitalistas, sustrayendo la carga negativa que tiene como el sojuzgamiento, el prejuicio y el estigma a quienes hablan abiertamente de lo que sienten.

 

El efecto del capitalismo en la vida cotidiana ya es un tema muy abordado, sin embargo, las implicaciones emocionales y sensitivas no eran lo suficientemente abordadas desde una perspectiva radical, esbozare unas pequeñas pinceladas de estas problemáticas, en algún momento puntualizaré más sobre estos tópicos.

 

Lucha de clases una sensibilidad des/restructurada.

 

La identidad obrera se disolvió con la derrota del movimiento obrero que marco todo el siglo XX, en ese contexto los modos de vida proletarios se vieron disueltos desde esta condición, sin embargo, emergieron formas de resistencia al capitalismo en su reestructuración neoliberal. Muestra de ello son algunas contraculturas que mantuvieron el lenguaje de la solidaridad, la ayuda mutua y lo común, estas formas de vida continuaron como un estilo alternativo, si bien el capitalismo integro formas y estilos de vida diferentes a su lógica, muchas estuvieron en conflicto y antagonismo, lo que permitió que generaciones proletarias descubrieran y redescubrieran la lucha de clases.

Los grupos e individuos que mantuvieron editoriales y el conflicto social pasaron de una generación a otra una sensibilidad que se ha permeado en la tensión con el modo de producción, el descontento o la incomodidad de no pertenecer a este mundo es una muestra del efecto positivo de la alienación, enajenación de la cual desesperadamente se busca salir.

Si bien el capitalismo en su etapa de dominación real a partir de la acumulación ficticia ha creado rituales de muerte, ha sido puesto en entre dicho por muchas personas en el mundo, ya sea desde su cotidianidad o en procesos sociales masivos, la sensibilidad y emotividad también forjan la conciencia y hacen consciente lo inconsciente.

El efecto psicológico del capitalismo constriñe a los individuos a su mutua indiferencia, el aislamiento no solo es la reducción del individuo a su ser consumidor, sino al solipsismo mental, la auto referencialidad lleva al aburrimiento, la desesperación y pulsiones autodestructivas.

 El conceso de la alucinación capitalista en su realidad, muchas veces se desmorona ya sea por quedar en la orfandad, el desempleo, la precariedad, la pobreza o la humillación. Al tiempo que puede generar un efecto de hastió por el sobre consumo lo que hace percibir el vacío de las relaciones humanas, la vacuidad del espacio y el sin sentido del tiempo, el tardo capitalismo es la forma del trabajo muerto de ahí que el nihilismo se haya vuelto una marcada forma de vinculación entre personas donde nada importa y al mismo tiempo se busca el placer para mitigar el dolor.

La sociabilidad tardocapitalista ha suplantado el nihilismo por el cinismo, la perversión es grotesca dado que la emoción se ha sobre saturado, la imagen construida por las múltiples violencias se ha modulado y redireccionado hacia la indiferencia. La afectividad hacia lo otro, lo distinto, lo diverso, la saturación de imágenes violentas reproducidas en todas las plataformas digitales hasta video juegos y el sobre estimulo del goce pornográfico de páginas exclusivas al consumo de imágenes sexuales, ha cercenado toda empatía con los excluidos, marginados, desplazados, segregados y humillados del planeta. También construye sensaciones correspondientes a la afectividad masculinista, virilista y machista, al tiempo que se racializa y los cuerpos, se reducen a mercancías y a veces a meros objetos sin valor, las guerras actuales son para destruir al otro, lo que implica la masacre de la masa superficial y excedente de esta crisis civilizatoria.

El nihilismo y el cinismo de la actual forma del capital entro con la reestructuración (neoliberalismo) el ocio formo parte de la esfera productiva, vida cotidiana y trabajo no estaban ya separados, en esta etapa el consumo adquirido la forma absoluta de la producción de mercancías, en los tiempos muertos se siente que hay que ocuparlos, comprando y vendiendo. La lógica capitalista al conquistar el ocio recupero los deseos, el placer es el desfogue que se obtiene de forma libidinal al usar y tirar cualquier gadget de moda o cualquier subproducto de la industria cultural, ahora en su forma digital.

Por ello que muchas veces uno asista a la calle y vea un mundo totalmente ballardiano, lugares de lujo se matizan con precariedades ambulantes, la blanquitud sobre lo colonizado, lo precario vendido como mercancía de activistas y ongs sin compromiso alguno con la emancipación humana, en todo caso con sus bolsillos y sus tarjetas de crédito auspiciadas por becas o empresas humanitarias.

Entrado el siglo XXI el contexto de la lucha de clases cambio completamente, los tiempos son más acelerados y la crisis civilizatoria erige muros de separación. De modo simultaneo las resistencias aparecen, estas últimas décadas el capitalismo ha tenido revueltas, motines, asaltos, sabotajes, insurrecciones que hacen que el proletariado regrese de otras formas, hoy en día la disolución de los programas políticos a quedado obsoletos, partidos, sindicatos, organizaciones entre otras han resultado un anacronismo.  

 

La reestructuración capitalista neoliberal ha creado sujetos a imagen y se mejanza, la competencia aislada entre privados es la dinámica cotidiana de la superproducción y exigencia de triunfo o éxito, los individuos compiten en el mercado por mejoras, ciertamente todos de una forma u otra buscamos mejorar nuestra condición pero no a pesar de otros, pasando sobre ellos o buscando aprovecharnos de ellos, la reducción física, el ninguneo para desprestigiar, el esquirolaje o bien el acoso sexual o el ofrecimiento del mismo para escalar (también pasa y es común en una estructura laboral patriarcal que las mujeres se vean orientadas y orilladas a ceder sexualmente hacia los jefes, representantes, supervisores o alguna autoridad que marque el ascenso o descenso en alguna estructura laboral) en algún trabajo.

El patriarcado ha separado el mundo en géneros más viables y explotables,  el discurso dominante es el cuerpo hetero normado, el hombre racional, estoico que controla sus emociones y sensaciones el pragmatismo se impone como mecanismo de virilidad, el sometimiento, control y direccionamiento de otros hombres marca el status machista, el sex appel construido por el porno y play boy construyen la virilidad como el hombre que potencialmente puede mantener, proveer y proteger a cuantas mujeres desee.

La economía sexual del capital es cínica y pornográfica, se vuelve vacía dado que su significación real es el desecho del consumo de cuerpos. El deseo y la pasión se ven marcadas por la utilización o el prestigio de estar o poseer algún cuerpo que signifique algo en las relaciones de producción como practica e ideología del fetiche del éxito y la realización del consumo de mercancías.

La amistad y el amor que antaño eran la fuga para las exigencias de la tradición y opresión familiares, se han convertido en fuerzas productivas en tanto que relaciones sociales del capital. El escalamiento social en la clase media por ejemplo se da muchas veces por las redes que se tejen desde el capital cultural y social. Se conocen en fiestas y las elites tanto de la clase media como de la burguesía construyen alianzas para perpetuar su forma sexual instituida e instituyente. Muchas de esas fiestas terminan con mejores prebendas en instituciones estratégicas de poder como decía Wrigth Mills en su obra -la elite del poder-.

 El interclasismo entre clase media y proletariado solo existe cuando las prebendas democráticas y su consenso se ven rotas, es decir que la clase media venga a menos, se proletarice o lumpenice. Así es como se ha marcado a grandes rasgos todos los movimientos sociales hasta la fecha.

El estado emocional y sensitivo de la reestructuración es agrandes rasgos el valor de los cuerpos por su funcionalidad subjetiva, simbólica y estructural en el capital, pero ¿Qué hay de los proletarios? En una época de triunfo capitalista que anunciaba su final, la clase que no es de la sociedad civil, ni de la democracia al no tener garantía y derecho alguno más que vender su fuerza de trabajo, emerge de formas muy virulentas en actos ya no de protesta sino de venganza contra la sociedad y muchas veces no de forma positiva, es decir como proyecto emancipatorio, sino como proceso que anuncia la barbarie en curso.

El movimiento real en la barbarie capitalista.

 

En este contexto el signo de época esta tendencialemente marcado por la ausencia de un movimiento emancipatorio, lo que no significa que no existe y que no haya esfuerzos valiosos que apunta a la destrucción y superación de la barbarie capitalista, estos son muy minoritarios y ahora poco relevantes en la escena histórica general. Lo que da muestra del gradual agotamiento de los discursos izquierdistas y ultraizquierdistas, al mismo tiempo que aparecen viejos monstruos enterrados como la xenofobia y el fundamentalismo religioso.

La época actual es de una renovada forma de la barbarie moderna, es absurdo plantear el slogan -comunismo o barbarie- cuando es el signo de época total y real, el comunismo esta ausente por el momento y el escenario postcapitalista es el de la barbarie ¿cuál es el síntoma? El terrorismo y el narcotráfico a escala planetaria, las guerras por el control de zonas estratégicas y los etnocidios.

Agrandes rasgos esas violencias de la barbarie son producto de la época del trabajo muerto y el capital ficticio. Las guerras masivas o totales se anteceden a una guerra micro y de baja intensidad no menos cruenta y brutal, quizás más brutal por su imperceptibilidad o normalización como en México los casos de violencia extrema entre grupos del crimen organizado, asesinatos de periodistas, defensores de derechos humanos o del medio ambiente, activistas feministas y demás.

Este estado ha sido producto de un efecto sensitivo y perceptivo que ha construido una emotividad indiferente, nihilista y cínica, el otro no importa y el mantra de ¡sálvese quien pueda! Se recrea en todas las plataformas de entretenimiento. El asedio constante de la felicidad construida por consorcios farmacéuticos y empresas que habilitan el triunfo del individuo en tanto que ser funcional al capital, ha creado subjetividades plegadas a esa lógica de la insensibilidad e indiferencia, cualquier muestra de descontento o que escape a esa norma se estigmatiza. La política neoliberal ha creado sensibilidades que silencian y omiten, creando una complicidad que ni el izquierdismo y ultraizquierdismo puede sacarse.

En esta situación el concenso capitalista no dura, algunos individuos y esto lo hablo desde mi experiencia personal, nos vemos obligados a romper, desde la familia en una condición de precariedades y miserias generalizadas la represión y la exigencia de ser participe de esta brutalidad llamada capitalismo es un asedio constante.

La desesperación se hace aguda, se busca la forma de romper con el mundo dominante, se involucra en movimientos de protesta o en grupos de crítica, se crean complicidades y amistades y se actúa, después viene la represión, la incapacidad de digerir las represiones y las humillaciones generadas por la sociedad de clases, uno termina harto y enojado.

El estado emocional lleva a la depresión y el burnout, si todo sale bien las alianzas, complicidades y amistades superan todo lo que en ellos y en uno hay del sistema aún y si no, terminan por abandonar volverse cómplices de la dominación neutralizándolos con el discurso del éxito personal o la indiferencia plena en un trabajo precario. Algunos terminan neurotizados o patologizados como enfermos mentales, incapaces de adaptarse a la sociedad. Otros tantos desquiciados por el consumo de drogas y alcohol, el exceso de la búsqueda del placer en el desfogue sexual.

El contexto del movimiento comunista actual es ese, está en una contradicción de disputas, de enemistades y otras violencias, sin embargo, la sensibilidad y emotividad de sentirse agredido, acorralado, silenciado, censurado, segregado, humillado y marginado lleva a construir y reconstruir formas de relacionarse novedosas, el movimiento real también es superador y sanador al mismo tiempo.

Muchos que terminamos enfermos de depresión, sumada a la precariedad, el desempleo y la pobreza nos vimos apoyados por amigos para sobrevivir al suicidio, morir de hambre o la cárcel. En momentos de contrarrevolución las sensibilidades y emotividades que buscan en sus contradicciones, conflictos, antagonismos formas de superación tampoco se ven inmunes al estado sensitivo y emocional construido por la mercancía y la explotación.

El sentimiento de frustración, humillación y sojuzgamiento están presentes en historicidades individuales que son anormales para el capital, las disidencias proletarias por su propia extracción de clase se ven envueltas en más complicaciones pasado un proceso represivo, ya Francesco Santini nos hablaba en -apocalipsis y sobrevivencia- lo que le paso a la generación radical del 77 en Italia pasando los acontecimiento del otoño caliente y la reestructuración capitalista, muchos terminaron suicidándose, en hospitales de salud mental, en vueltos en el crimen organizado, en la cárcel o bien en fuga en los paliativos de las drogas, el trágico fallecimiento de Santini es muestra de ello.

Las separaciones y el aislamiento son producto no solo del patriarcado que crea el virilismo como resiliencia ante cualquier situación, sino también el asimilamiento que el capitalismo es la única realidad posible y deseable cuando es lo más destructivo de seres humanos y la naturaleza. Ese estado emocional y sensitivo apela a la barbarización por ende a seguir reproduciendo las violencias que son posibles para ejercer la dominación.

El movimiento real, se mueve en esas contradicciones y contra ellas rompe el consenso emocional y sensitivo del capital, no es que exista una nueva ética o un nuevo ser humano, sino que se están construyendo las bases materiales para abolir las condiciones en que el ser humano es un ser humillado, sometido y vilipendiado (Marx), en ese proceso también hay sensaciones y emociones, lo inmediato que siempre es lo que el individuo proletarizado se encuentra, es decir sus condiciones de vida o muerte, la reproducción de su existencia transita a la mera supervivencia y la tristeza se vuelve algo constructivo.

 

Comunismo y afectividad.

 

En la época actual estamos tan acostumbrados en omitir y silenciar la vida de otros, estar cerrados a la historicidad de lo que no es nuestro, el otro emerge en conflicto con nuestro mutuo aislamiento por el efecto de la individuación burguesa, en ello invisibilizamos que el otro también ha sufrido de forma diferente o similar a la nuestra.

Reconocer al otro en su dolor o alegrías es desmotar la narrativa capitalista del individuo sufriente y aislado, es reencontrar nuestro ser social, si bien al ser sujetos históricos de carne y hueso que actúan en un momento determinado de la sociedad, no somos inmunes a reproducir las mismas miserias de este mundo, lo que significa y representa el narcisismo, el egocentrismo, la arrogancia y hasta la envidia como valores o sensaciones y emociones imperceptibles que debemos superar.

En la actualidad la enemistad es un signo de época, la forma total de la sociedad de la dominación es la separación jerarquica sea por formas formales o informales, grupos centralizados o de afinidad, la forma social total es la fragmentación de un mundo postcapitalista, muchas veces las radicalidades no son otra cosa más que maneras alternativas de reproducir este viejo y podrido mundo que prepara a su nueva juventud para continuar el siclo del capital ficticio y el trabajo muerto.

¿Qué hacer? Mejor ¡Cómo hacer! Hay historias más tristes que otras, algunas consumidas por el fuego o por el suicidio, hay quienes egresaron de este mundo ya desde hace tiempo otros indecisos por valentía, aferramiento a este mundo y que le siguen poniendo cara continúan una lucha desesperada. Algunos lloran en un rincón de su casa todas las noches por la falta de trabajo o bien por la enajenación del mismo, si lo tienen.

El capitalismo nos aisla y atomiza, nos divide entre quienes están sanos y quienes no, entre los integrados y los que no, entre los duchos y los que no, entre los convencidos y los cobardes, entre los que pueden pagar su consumo y los que mendigamos todos los días un salario para poder sobrevivir de cualquier forma en la formalidad o informalidad, entre los que estudian y los que sus sueños se hicieron polvo por falta de recursos. La sociedad capitalista actual se sigue moviendo en esas formas y ser sensibles y empáticos ante eso es comenzar a hacer un esfuerzo comunista como decía Dauvé.

Desde hace mucho el movimiento comunista del siglo XXI supero la falsa dicotomía entre comunismo inmanente y transcendente, forma más actual del minimalismo y maximalismo. El proceso de nuestra época es la comunización en todos los campos de la vida cotidiana y en el periodo revolucionario, no existen impasses o transiciones, luchamos desde nuestros limites personales, subjetivos, sensitivos, emocionales, psicológicos y hasta corporales, el reconocerse dentro de un proceso superador y anulador de la sociedad de la humillación es dar cuenta que no todos pudimos realizarnos en una sociedad que nos determino antes de nacer, obviamente también hay quienes decidieron abandonar esas formas por un mundo para todos.

 

No estamos solos del todo.

 

Aquí concluyo mi reflexión sobre lo que he sentido y percibido, lo que no me coloca de ningunamanera como alguien especial, muchos lo han percibido y enunciado de la misma forma o mejor, el objetivo de este escrito es marcar una tendencia por romper el autoaislamiento que ha creado sintomatologías depresivas en la gran mayoría de esta generación, no obstante de que hay que obviar las injusticias cotidianas de las que hemos sido victimas o victimarios en todas nuestras relaciones que son muchas veces desiguales y asimétricas.

En este punto, el no estar solos y compartir reflexiones en un desierto virtual y social plagado todo él de barbarie, es un esfuerzo y medida comunista inmediata que permitirá ir colocando más reflexiones sobre nuestras ganas de vivir nuestra vida sin el impulso abstracto y permanente de la valorización del valor que daña y destruye, omite e invisibiliza la rabia, la alegría, la tristeza y el amor de quienes queremos superar las jerarquías, la autoridad, la arrogancia, el narcisismo, el hedonismo, el cinismo y las envidias, pulsiones aprehendidas y reestructuradas por el trabajo muerto.

 

¡otro mundo es posible y este comienza con otra emotividad!

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